Técnicas Naturales para revitalizar la piel
Hongos que estimulan las defensas de la piel, aceite de argán contra el envejecimiento celular, loto blanco para des estresar el cutis y yerba mate para revitalizarlo... Los ingredientes más exóticos del planeta se instalan en nuestro neceser y prometen resultados.
La globalización también ha llegado al mundo de la belleza y hoy, más que nunca, es posible disfrutar sobre la piel de las bondades de exóticos productos que crecen en todos los rincones del mundo, con una larga lista de propiedades cosméticas.
Uno de ellos es el delicado loto blanco, una flor oriental única que eclosiona en el limo de los estanques y los lagos, se abre al amanecer con los primeros rayos de sol y se cierra durante la noche.
Relajante, calmante y, sobre todo, des estresante, el loto blanco es cultivado en la provincia china de Zhejiang por Kenzo, que elabora con esta preciada flor la línea "Belle de Jour" de Kenzoki, compuesta por una crema de rostro y otra para el contorno de ojos que "brindan a la piel una sensación de relajación y le permiten recobrar su funcionamiento natural y óptimo", según esta firma.
La acción neuroprotectora del loto blanco, que promete crear un "efecto burbuja" sobre el cutis, contrarresta las agresiones que a diario sumen a la piel en un estado de tensión haciéndola vulnerable.
Mate antioxidante
De otro continente, en este caso el americano, llega un ingrediente con el que argentinos y uruguayos están muy familiarizados, aunque nunca antes había sido utilizado por sus principios activos cosméticos: la yerba mate.
La infusión que se obtiene de la maceración de este arbusto, originario de los bosques subtropicales atlánticos de Brasil, Paraguay y Argentina, es consumida a diario por millones de personas en el Cono Sur por sus propiedades revitalizadoras, energéticas y sus beneficios para el sistema inmunológico.
Ahora, la piel también puede gozar de sus beneficios, ya que la marca neoyorkina Kiehl's lo ha empleado como ingrediente en tres formulaciones revitalizantes realizadas a base de un extracto derivado de la yerba mate, que, según un estudio del Instituto Pasteur, es una sustancia imbatible en cuanto a su valor nutritivo.
Así, el mate contiene 24 vitaminas y minerales, 15 aminoácidos y 11 sustancias antioxidantes que en su aplicación cosmética lo convierten en un ingrediente más efectivo que el té verde para evitar la pérdida del colágeno.
La línea de yerba-mate de la firma estadounidense, compuesta por un limpiador, un tónico y una crema anti-edad, tiene también otros componentes naturales como el té de kombucha, extracto de limón y miel.
Sin salir de América del Sur, otro ingrediente único que encierra propiedades beneficiosas para la piel es el açai, una baya que se recoge en la Amazonía brasileña y que, además de una elevada concentración de anti-oxidantes de alto espectro, posee vitaminas, nutrientes y ácidos grasos que ayudan a proteger la piel frente a las agresiones solares y a reducir las líneas de expresión y las arrugas.
El açai, conocido por los indígenas como "fruta que llora", tiene uno de los niveles más altos de capacidad anti-oxidante de entre todas las frutas -quince veces más que las uvas rojas, por ejemplo-, y, con él como protagonista, Kiehl's ha formulado una gama de cuatro productos de tratamiento facial reparador con certificado ecológico: limpiador, tónico, suero y una crema hidratante regeneradora.
Tras pasear por Oriente y por las selvas amazónicas le llega el turno al continente africano, de donde procede otro de los tesoros cosméticos más apreciados en los últimos tiempos, el exquisito aceite de argán, verdadero "oro líquido de Marruecos" con una potente capacidad regeneradora que lo ha convertido en componente estrella de infinidad de tratamientos tanto para la piel como para el cabello.
Oro líquido
El aceite de argán se obtiene del árbol del mismo nombre, que sólo crece en ese país norteafricano, y es rico en propiedades nutritivas y ácidos grasos esenciales, grandes aliados contra el envejecimiento celular.
Por si esto fuera poco, tiene el triple de Vitamina E que el aceite de oliva y contribuye a difuminar las marcas de la piel.
Entre las líneas -cada vez más- que contienen el aceite de argán como principio activo se encuentran el "Baume Genereux", un bálsamo para las manos y las uñas de la casa francesa Diptyque, y la suntuosa mezcla corporal de aceites "Huiles Precieuses" de la misma marca, ambos con argán biológico.
De las gélidas montañas rocosas de Siberia llega otro ingrediente con propiedades reparadoras, la Rhodiola Rosea, una planta de tipo adaptógeno que los rusos utilizan desde hace décadas por su capacidad para aumentar la resistencia física, la vitalidad, la concentración y la memoria.
Aunque los rusos la consumen en infusión, los laboratorios de la firma Origins han investigado sus efectos en la piel y han desarrollado Youthopia, una línea que aprovecha las bondades de esta planta ártica, gracias a la cual "aumenta la energía en las células de la piel, acorta el tiempo de reparación de las células oxidadas y acelera el tiempo de reparación del ADN dañado por el medioambiente".
Los hongos de la longevidad
También de Siberia procede otro ingrediente poco común, el hongo Chaga (Inonotus Obliquus), igualmente clasificado como adaptógeno, que crece sobre la corteza de abedul y tiene un alto contenido en ácido betulínico, un potente estimulante del sistema inmunológico.
Este es uno de los llamados "hongos de la longevidad", bautizados así por el doctor Andrew Weil, quien defiende la teoría de que "el envejecimiento cutáneo es fruto de los procesos de inflamación que ocurren en la piel".
Para hacer frente a esos procesos, Weil ha desarrollado productos formulados con setas anti-inflamatorias "cuya misión es optimizar las defensas de la piel para prolongar su aspecto joven por más tiempo", según la marca Origins, que comercializa esta línea, llamada "Plantidote Mega-Mushroom".
Estos hongos "son conocidos por estimular de forma excepcional el sistema inmunológico y fomentar la longevidad", junto al Chaga, el Hypsizygus Ulmarinus u "ostra del olmo"; el Cordyceps Sinensis, procedente de China, Tíbet y Nepal y muy apreciado en la medicina oriental; y el Reishi, venerado por chinos y japoneses desde hace miles de años.
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