Piel limpia y tersa sin Grasa
La calidad de nuestra piel es un reflejo de las materias primas utilizadas para la generación de las células. Cuando se trata de tener una piel bonita, nada es más cierto que el viejo dicho «eres lo que comes». Si nuestro hígado no funciona correctamente, la piel adquiere un tono amarillento; si nuestros pulmones no reciben suficiente oxígeno, se torna grisácea; las personas que toman licor en exceso desarrollan una piel inflamada y rojiza mientras que las personas que se exceden en el consumo de alimentos procesados y grasos, tienden a padecer de poros obstruidos.
El 85 por ciento de la población es propensa a tener piel acneica en algún momento de su vida. La edad de aparición suele situarse entre los 15 y 19 años, coincidiendo con la pubertad, dados los altos niveles en sangre de progesterona y tetosterona.
Un pequeño grupo, sin embargo, sigue sufriéndola a edades más avanzadas, de forma puntual, normalmente debido al ciclo menstrual, embarazo o menopausia. ¿COMO APARECE?
Cuando las hormonas sexuales empiezan a circular por el cuerpo de un adolescente, las glándulas sebáceas empiezan a segregar grandes cantidades de grasa. Si los poros están bien abiertos y la grasa es muy fluida, sale al exterior fácilmente dejando una piel brillante, sin ningún otro problema.
Cuando la grasa es espesa y los poros no pueden dejarla salir por completo, queda parcialmente atascada en la piel. Esto produce pequeños quistes cerrados y espinillas.
Si no se empieza a tratar aparecerán granos y espinillas con pus, y se concentrarán toxinas del propio cuerpo al igual que contaminantes atmosféricos. Los granos más profundos provocarán cicatrices definitivas.
Los puntos negros (comedones), aparecen cuando los canales de las glándulas sebáceas que se dirigen hacia la superficie de la piel se hacen grandes, como resultado de una enorme producción de sebo.
Las paredes engordan (se enquistan) y esto bloquea la secreción sebácea. La grasa se atasca en el canal y su cabeza adquiere un color pardo, debido a la exposición al aire y la suciedad.
A esto hay que sumarle que la producción de sebo altera la capa hidrolipídica de la piel. Su resistencia a las bacterias (procedentes de la piel de las manos, por ejemplo) se debilita y penetran en los canales de las glándulas sebáceas, causando infecciones.
De los puntos negros infectados nacen los granos. Se suelen localizar en el rostro, tórax o parte superior de la espalda, y afectan por igual a ambos sexos. ¿COMO PREVENIRLO?
En cuanto aparezca el acné si lo deseás controlar, la limpieza ha de ser constante. Debés limpiarte cuidadosamente a diario, ya que si no lo hacés la grasa se acumulará en tu piel. Si hacés esto y vaciás las espinillas, evitarás el desarrollo de los microbios y el acné no avanzará.
Debés usar productos específicos para el acné, de manera que tu piel no se reseque y no surja un efecto de rebote en las glándulas sebáceas.
Limpiá con esmero la piel con agua y un producto específico, no irritante, por la mañana y por la noche, pero no lo hagás más de dos veces al día, ya que podrías empeorar la patología.
Después, aplicate los productos de tratamiento tópico (seguí las normas de utilización que se prescriben).
Mantené el cabello limpio, especialmente si es graso, ya que podés contagiar la piel.
No toqués, oprimás o perforés las espinillas, puntos negros y granitos, porque podés empeorar la situación.
Eliminá dulces, bebidas gaseosas y alimentos muy grasos tales como los fritos. ¿COMO DEBEMOS LIMPIAR NUESTRO CUTIS?
Lo primero es comenzar con una limpieza a fondo por un esteticista, orientándonos en el mantenimiento de nuestra piel y averiguando qué tipo de cutis tenemos.
La polución, las secreciones sebáceas y las células muertas de la superficie estropean la piel, por lo que debemos limpiarla con jabón neutro aunque no se use maquillaje. Luego se aclara a fondo y se deja 30 minutos sin secar.
Si notás tirantez, es que tu piel es seca y sin impurezas, pero con tendencia a formar escamas y arrugas. Si notás los poros grandes y abiertos, probablemente tengás la piel grasa, y si la notás grasa en la zona «T» (frente, nariz y barbilla) y los pómulos tirantes, es que tenés una piel mixta. Para cada tipo de piel la cosmética tiene su tratamiento.
Conociendo tu piel y habiendo elegido el producto más idóneo, depositá un poco de crema limpiadora (o normal sin perfume) en la barbilla, nariz y pómulos, con las manos previamente lavadas con jabón neutro sin perfume.
Con un ligero masaje con los dedos vas extendiendo la crema, retirándola luego con un pañuelo de papel. Usar un tónico sin alcohol, va bien para cerrar los poros y para la piel grasa.
Cuando queramos hacer una limpieza más profunda nos haremos un «peeling», que consiste en cremas desincrustantes. Las cremas hacen que las células muertas se desprendan, hinchando un poco la capa externa de la piel.
No exagerés con el masaje, alejate de los ojos y de los labios sin olvidar el cuello y sobre todo respetá el tiempo indicado. Se debe aclarar con abundante agua tibia, se seca suavemente y se aplica una crema hidratante. PARA TERMINAR EL ACNE
Liberarse de los puntos negros puede ser la tarea más simple que te podás imaginar. El primer paso consiste como siempre en realizar una limpieza profunda de cutis que los elimine. Aquí tenés una manera sencilla de hacerlo:
En una cacerola, la más grande que tengás en casa, colocá un poco de agua y ponela al fuego. Una vez que rompa el hervor podés empezar un tratamiento que deberás repetir una vez a la semana.
Reuní en la cocina los siguientes elementos: un espejo de mano (si tiene aumento, mejor), una toalla y un papel preferiblemente suave (o una servilleta).
Para eliminar los puntos negros, prepará un recipiente con agua hirviendo con una gotas de esencia (no es necesario).
Cuando el agua esté hirviendo, la retirás del fuego y ponés la cara a una distancia prudente del recipiente, con la toalla «abierta» por encima de la cabeza para que el vapor se concentre en esa zona, quedate en esa posición durante unos 10 minutos para que los poros se abran y con un papel vas quitando los puntos. ¡Nunca con los dedos!
Un truco antes de comenzar: humedecé tus dedos con agua caliente para facilitar el trabajo. Luego enjuagá con agua tibia o fría.
Recordá exfoliar el rostro una vez a la semana, aquí tenés un «peeling» casero: aplicale a la espuma del jabón neutro que usás para lavarte la cara un poco de azúcar y luego frotalo por todo el rostro (también lo podés hacer para todo el cuerpo). HACELO TODOS LOS DIAS
Todos los días: lavate la cara con agua caliente y un jabón específico antes de ir a dormir, (no importa qué jabón usés, lo importante es que no cambiés de marca a cada paso y usés siempre el mismo).
Aclará con agua fresca. Luego aplicá y dejá actuar durante toda la noche una crema desinfectante. Por la mañana aclará el rostro con agua tibia y después fría.
Seguidamente pasá un algodón con un tónico antiacneico. Sobre cada uno de los granos es conveniente que se de un toque de corrector desinfectante.
Dos veces por semana: con tu limpiador habitual y una brocha (o un cepillo para el rostro) suave realizá una limpieza con minuciosidad, preferiblemente por la noche. Aclará y secalo sin frotar, presionándolo, con una toalla y presioná los puntos negros con dos algodoncitos en las puntas de los dedos. Aplicá un tónico desinfectante y una crema curativa para terminar.
Nunca olvidés que una dieta sana, es el primer paso para prevenir el acné.
Aumentá tu consumo de frutas y verduras. Consumí mariscos, aves y carne magra.
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